martes, 16 de noviembre de 2010

RESTAURANT TIO MARIO

                  Hace unas semanas fuimos a Barranco, al restaurant Tío Mario. Estuvimos acompañados tanto como del arquitecto encargado de la obra, el arq. Luis Jimenez, como de los propietarios del edificio, don Mario y doña Teófila; oportunidad que muy pocos logran tener. 

                 La historia detrás de este restaurante una historia de lucha, sacrificio y perseverancia. Una historia muy inspiradora. Don Mario nos contó como es que empezaron con una carretilla en el Puente de los Suspiros. Como poco a poco iban ahorrando y alquilaron un local frente al actual restaurante cuando la municipalidad los echó del puente. Un día, conoció al arq. Luis Jimenez y le pidió que le firme unos planos del local de ese entonces, y luego un tiempo, cuando el dueño del local ya no quiso renovarles el contrato, contrató al arquitecto Jimenez para que le diseñe un restaurant. Fue así como se inició este restaurant. Don Mario, que era constructor, fue el encargado de construir su propio restaurant junto con su familia.

               De esta manera, se construyó este gran restaurant, el cual ha ganado numerosos premios, como
 el primer premio en el Concurso Calidad Arquitectónica en el año 2005. La belleza de este restaurante radica en la forma en como se conecta e identifica con el ambiente a su alrededor, en como mezcla lo moderno con lo tradicional, y en como absorbe la esencia de Barranco.

              Doña Teófila nos contó una anécdota muy interesante. Ella y don Mario siempre han sido muy católicos y luego de pedirle tanto al Señor, lograron cumplir su sueño del restaurante propio. Pero doñna Teófila sentía que no estaba devolviéndole a Dios todo lo que Él le daba. Una vez, doña Teófila fue atropellada y estuvo a punto de morir. Los médicos dijeron que ya no se podía hacer nada por ella. Ella cuenta que fue su gran fe en Dios lo que la salvó. Desde entonces ella prometió predicar la palabra de Dios. Pero con todo el tiempo que su nuevo restaurant demandaba, no siempre lo podía cumplir. Entonces decidió que una manera de pagarle a Dios todo lo que Él hacía por ellos era dejando vender alcohol los clientes del restaurant. Y así lo hizo. Es por eso que cuando le preguntamos a Don Mario si vendían alcohol allí, el nos respondió que no.


             Me resulta muy emocionante e inspiradora la historia de este restaurant. Es muy interesante ver cómo es que dos personas, que no llegaron a terminar la educación primaria, han logrado salir adelante con tanto éxito; cosa que muchos otros, aun teniendo toda la preparación posible y una profesión, no logran. Esta historia nos enseña que nosotros también podemos cumplir nuestros sueños, lograr nuestras metas si queremos. El secreto está en nunca rendirse, y en nunca dejar de luchar por lo que queremos, a pesar de todas las adversidades y problemas que se nos puedan presentar.

Andrea Chang Iturriaga

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